El jardín tiene que ser un espacio cerrado, como la propia etimología revela: la palabra jardín (como la palabra alemana Garten, la italiana giardino, la portuguesa jardim, la catalana jardí, la inglesa garden, la holandesa gaart o la sueca gård) procede del francés antiguo jart o gart, que algunas lenguas, como el español o el italiano, expresan en diminutivo. Jart o gart significaba cerramiento, muralla (de ella deriva también la palabra rusa gorod, город, ciudad, que durante muchos siglos fue también un recinto amurallado).