Con el tiempo y a base de sufrimiento, comprendí la realidad más dura de todas: el amor es algo que no se puede forzar, por más que lo intentes. No puedes obligar a alguien a quererte, a estar orgulloso de ti ni a preocuparse por ti. Lo único que tienes es el poder sobre tu alma y el poder de descubrir lo que hace que te lata el corazón