—Porque el instinto de la supervivencia acaba por fracasar. En todo ser vivo, ya sea topo, humano, murciélago o rana. Incluso las ranas que fuman cigarros y juegan al ajedrez. Uno nunca puede conseguir lo que trata de lograr su instinto de supervivencia, así que al final aquello por lo que uno ha estado luchando acaba en fracaso, y uno sucumbe ante la muerte, y se acabó todo. Pero si uno ama, uno puede difuminarse y contemplar…