Has aprendido lo bastante para ver
que los gatos son como tú y yo
y todos los demás con que te encuentres, sin importar sus pintas ni su corazón, pues unos están cuerdos y otros están muy locos, unos malos ejemplos, otros buenos emblemas, mejores son algunos, y peores unos pocos, pero todos merecen venir a estos poemas.
Los has visto jugando, también en sus faenas y ya te has aprendido sus nombres hace rato, cuáles son sus costumbres, sus dichas y sus penas, pero ¿cómo debemos dirigirnos a un gato?
Lo principal es no caer en el gran yerro y recordar que un gato no es un perro.