Nada podía detenerlo.
El príncipe heredero Raif Khouri ordenaba y las mujeres cumplían su voluntad… hasta que conoció a la testaruda estadounidense Ann Richardson. Para recuperar la valiosa estatua que Raif estaba convencido de que habían robado por orden de Ann, ¡decidió secuestrarla!
Prisionera del sexy príncipe y envuelta en un escándalo relacionado con la casa de subastas en la que trabajaba, Ann ya no podía tener más problemas. ¿Cómo iba a convencer a Raif de que era inocente? ¿Y cómo iba a convencer a su traicionero cuerpo para que se resistiera a los deliciosos besos del príncipe?