Meroi, siervo del médico real, inicia una travesía por el Nilo, que lo conduce desde las canteras del sur del país, donde los esclavos extraen la piedra en durísimas condiciones, hasta Menfis, capital del Imperio Antiguo. Allí conoce la vida en la corte del faraón y las escuelas donde se forman las élites egipcias. Todo augura un porvenir brillante a Meroi, pero su encuentro con la princesa Knumit y un complot que amenaza al rey, cambiarán el curso de los acontecimientos.
El eterno Nilo, está presente como un protagonista más en toda la narración y lleva al protagonista hacia el delta, mientras Egipto se sumerge en un clima de agitación por el debilitamiento del poder real, que convierte en enemigos a los antiguos amigos y en traidores a los leales al Señor de la Doble Corona.
Esta historia de amor y traiciones corre paralela al inicio del declive del imperio. De manera magistral el relato muestra las creencias y costumbres de una sociedad que, hace 4.000 años, llegó a establecer la igualdad legal de las mujeres y centró su aspiración máxima en una vida ulterior.