Lertxundi, en esta novela, examina las relaciones de pareja. En muchos casos, estas relaciones se convierten en una relación de poder, y hoy, sólo hay que leer cualquier periódico para comprobar, que, en no pocas ocasiones, quien detenta ese poder lo utiliza para humillar y “domesticar” a su pareja.
«Me pregunto: si podré dejar constancia con palabras –eso es, con mis palabras, de un reflejo, no sé si preciso, pero sí próximo a la precisión, del carácter de esta mujer». La narradora de esta novela duda de su capacidad para interpretar correctamente las claves que rigen el comportamiento de Rosa, principal protagonista de la narración. Y es preciso resaltar la maestría con que Lertxundi se adentra en el alma del personaje de Rosa valiéndose tanto de elementos de género –ingredientes de novela negra, de intriga…-, como de una técnica narrativa audaz e innovadora. El resultado cautiva por su fría y precisa inmediatez.