Como novela de aventuras, es sumamente emocionante. La colina de Watership es un manual obligado para todos los nuevos escritores sobre cómo se ha de escribir una novela juvenil sin llenarse de clichés, escenas recicladas y arriesgando una propuesta sencilla hasta el límite. Adams usa animalitos para relatar un viaje épico, que no está exento de peligros, drama y violencia, y de algún modo se las arregla para que esto no suene infantil, inverosímil o ñoño. La odisea de Avellano, Quinto y compañía es un relato sólido, que funciona y no flaquea nunca, acompañado por diálogos bastante bien aterrizados y fluidos, descripciones justas (que no densifican pero que suman belleza) y un maravilloso elenco de conejos que con mucha elegancia los hace mantener su identidad propia a cada uno de ellos durante toda la novela. Es magistral.
La idea que empezó como un cuento infantil es más bien una crítica social con un estilo de narración épica antigua