En el siglo pasado, la vestimenta de un hombre revelaba su status, su ubicación en la jerarquía social, mientras que para la mujer, servía a un doble propósito, como procedimiento de seducción. Los hippies han empleado el mismo método para significar su rechazo a participar en el juego del status. Su manera de vestir reflejaba al mismo tiempo lo que eran y lo que no eran; servía simultáneamente como medio de reconocimiento y como desprecio disimulado a la sociedad que rechazaban.