En un país con más de 98 000 personas desaparecidas, las pedagogías de búsqueda se han manifestado y trasladado de familia a familia y de colectivo a colectivo. Se busca en todo sitio y lugar. Se busca en vida y en muerte. Y, en cada proceso, las familias con un ser querido desaparecido han tenido que aprender a utilizar diversos tipos de tecnologías, desde las más rudimentales (pala, pico y varilla en “t”) hasta las más sofisticadas (drones aéreos y terrestres o mapas satelitales), pues en su uso y apropiación reside la esperanza de verlos aparecer.
Este libro hace un recuento de «las tecnologías de esperanza» que emplean desde hace varios años los colectivos de búsqueda: Las Rastreadoras de El Fuerte (Los Mochis, Sinaloa), Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos Nuevo León (Monterrey, Nuevo León), Grupo V.I.D.A. (Torreón, Coahuila), Los Otros Desaparecidos (Iguala, Guerrero) y Por Amor A Ellxs (Guadalajara, Jalisco) para buscar a sus seres queridos desaparecidos, pero también para crear contranarrativas frente al discurso del Estado que niega sistemáticamente la gravedad de este crimen de lesa humanidad.