Y todo empieza a gritar, a abrir la boca, el bosque, los cuervos, la pavita, los que están allá abajo, abren tanto la boca que duele. Ese dolor. Ese dolor. Ese dolor. Y, como si el tiempo fuese de arcilla, construyen siglos y siglos de historias sobre el monte, historias que nacen de las Lumbres que ahora brillan en el fondo de la laguna.