Lo que sí podemos hacer, es intentar el siguiente ejemplo comparativo: si nos pusiéramos a contar las estrellas a razón de una por segundo, día y noche y sin detenernos durante cuarenta años, y la generación siguiente nos reemplazara durante otros cuarenta años, y así sucesivamente a razón de cuarenta años de conteo ininterrumpido por cada generación, se necesitarían casi dieciséis billones de generaciones (16 000 000 000 000 generaciones) de cuarenta años cada una para contar las estrellas, lo que demandaría un tiempo de más de seiscientos billones de años.