Abrázame fuerte

Una cosa es reconocer y aceptar la propia realidad emocional, y otra exponerla ante nuestra pareja.

Ser capaces de declarar nuestros miedos de apego lleva de modo natural al reconocimiento de nuestras necesidades de apego primarias. Miedo y anhelo son las dos caras de una misma moneda.

Lo cierto es que nadie se arriesga a que le rechacen por sincerarse, como lo ha hecho Charlie, a no ser que la otra persona le importe de verdad. Y a veces, el que se sincera tiene que estar dispuesto a insistir y repetir el mensaje hasta que su ser amado se acostumbre a verle de una manera nueva.

Cuando examinamos y comprendemos, o, como digo yo, «ordenamos y destilamos» la experiencia, por muy doloroso que haya sido el proceso, se tiene una sensación de alivio y empoderamiento.

La Conversación Abrázame Fuerte es el puente definitivo que se tiende sobre el espacio que hay entre dos soledades.

Cuando alguien te quiere, pronuncia tu nombre de manera diferente. Uno simplemente sabe que su nombre está seguro en su boca.

Sabemos que a las personas que se sienten seguras con sus parejas les parece más fácil hacer esto. Pueden tomar distancia y reflexionar sobre el proceso que están viviendo y también son capaces de desempeñar un papel en dicho proceso. Para las parejas con problemas, esto es mucho más difícil. Están atrapados en el caos emocional que hay en la superficie de la relación y se ven el uno al otro como amenazas, como el enemigo.

En cualquier interacción, incluso aunque estemos prestando atención, no podemos estar sintonizados todo el rato. Hay señales que se pierden y habrá momentos en los que la vulnerabilidad del apego ocupe el centro del escenario. El secreto consiste en reconocer y hacer frente a los puntos sensibles de manera que no nos arrastren a patrones negativos.

No olvide que todos somos ramas del mismo árbol emocional y tratamos de comprender nuestras vidas emocionales a medida que van avanzando, haciendo lo que podemos y cometiendo errores.

En el amor, por lo general, compartir aunque sean las emociones negativas, siempre y cuando no se nos vayan de las manos, es más útil que la ausencia emocional.