La visión de amor y el afecto que se presenta en este libro encaja con los pensamientos del monje trapense y escritor Thomas Merton, que creía que, al final, la compasión tenía que basarse en una «aguda conciencia de la interdependencia de todos los seres vivos, que son todos parte los unos de los otros y todos están involucrados unos con otros». A mí me parece que si nosotros, como especie, queremos sobrevivir en este frágil planeta azul y verde, tenemos que aprender a no prestar atención a la ilusión de independencia y comprender que realmente dependemos de los demás. Esto lo aprendemos en nuestras relaciones más íntimas.