La serie tuvo un éxito inmediato y, finalmente, consiguió la financiación para hacer la película de nombre homónimo que se estrenó en 1984. Para ello contó con la ayuda de su compañero Isao Takahata y del estudio de animación Topcraft. La experiencia fue positiva y, en 1985, Miyazaki pudo por fin fundar su propia empresa: Studio Ghibli.