A veces surgen periodistas que por su amor a la verdad y a la justicia están dispuestas a jugárselo todo. La rusa Anna Politkóvskaya es el ejemplo más reciente, pero no le anda a la zaga Lydia Cacho, la periodista mexicana que se enfrentó a la red de pornografía infantil y pederastia más grande de México. En «Memorias de una infamia» cuenta por primera vez en su vida, de manera descarnada, la conspiración de Kamel Nacif, uno de los empresarios más poderosos del país, y Mario Marín, gobernador del estado de Puebla, que se unieron para destruir a una ciudadana cuyo único delito fue denunciar la ilegalidad. En los ataques y abusos cometidos contra Cacho estos hombres no estuvieron solos, contaron con el silencio cómplice del gobierno federal, con la inacción culpable de los ministerios públicos y de los jueces estatales y federales, con las mentiras de muchos políticos, varios de los cuales han sido señalados como pederastas, y con el poder del dinero. Este libro de Lydia Cacho y su propia historia, cuyos ecos ya han llegado hasta España, es el relato de una vida entregada con pasión a la defensa de los derechos humanos, la igualdad, la dignidad y la libertad. Una historia que se conoce a medias y debe conocerse entera, porque sólo ha trascendido una pequeña parte de los oprobios que el poder ha desencadenado en contra de las víctimas y de quienes las han defendido. Se trata de un caso que ha conmocionado a México y al mundo y que está aún sin resolverse. «Un libro devastador que retrata, con la profundidad y el dramatismo de una cuchillada, el despeñadero de la corrupción. […]» «Este libro es aterrador, pero por eso hay que leerlo, es la mejor forma de combatir las tinieblas».