La vida es una mierda.
Párate un momento a considerar tu vida. Piensa en todos esos pequeños rituales que te sustentan durante el día, desde el momento en que te levantas hasta la solitaria medianoche, cuando te bebes cuatro litros de jarabe para la tos para sofocar la insistente voz que oyes en la cabeza. La voz que te susurra que deberías rendirte, que mañana no será mejor que hoy. Piensa en la absurdidad de lavarte los dientes, de discutir con tu madre sobre si la ropa que llevas a clase es apropiada, de los deberes, de las notas y de los novios y de la comida que llevas al instituto.
Y de la vida.
Piensa en la absurdidad de la vida.