Este libro me encantó porque te permite entrar en la cabeza de una persona que está intentando asimilar una tragedia en su vida y ver todo lo que se rompió con ella. Es una descripción muy bella de cómo, después de una perdida, comenzamos a cuestionarnos todo a nuestro alrededor incluso nuestra vida misma y cómo la cotidianidad se ve alterada pero aún así, en todas esas dinámicas alteradas y poco sanas, aparece una nueva cotidianidad que normaliza las cosas.