Este círculo vicioso bien podría convertirse en letal. Para ver la gravedad del peligro, basta con echar un vistazo a los miembros del Congreso de Estados Unidos, propulsados al poder por la financiación privada y la propaganda. Casi todos los republicanos son negacionistas del cambio climático. Ya han comenzado a recortar los fondos para las medidas que podrían mitigar la catástrofe ambiental. Peor aún, algunos son verdaderos creyentes; tomemos como ejemplo al nuevo director de un subcomité sobre el medio ambiente que explicó que el calentamiento global no puede ser un problema porque Dios le prometió a Noé que no habría otro diluvio