en la lógica de la biblioteca y de la página del libro o el diario impreso, «el lector es un cazador furtivo, un peregrino, un viajero» abierto a la sorpresa de lo inesperado, mientras que «la lógica de la producción textual y de la lectura en el entorno digital es, en cambio, temática, tópica y, finalmente, algorítmica, transforma a los textos y los lectores en bancos de datos».