«…Los tres libros que se reúnen en este volumen, gracias a la editorial Santos Locos y a su editor Marcos Gras (Oh Captain, my captain), son territorios creados –con mayor o menor suerte, no importa para hablar de la adultez y lo que implica acercarse, cada vez más, a la muerte.
Crecer es agotar el tiempo que nos regalaron. Lo digo sin ninguna épica.
Los relojes y los almanaques son imparables. Es tragedia y oportunidad. Entonces: ¿es posible extraer de ahí algunas palabras que remitan y manifiesten lo poético? ¿Cómo descubrir lo fugaz y manifestarlo para que no se pierda para siempre? Escribo, entre otras cosas, para justificarme ante la llegada del final ineludible: lo que desparece.
Un libro de poesía es un país imaginario que uno quiere poblar de sus mejores intenciones por más que no lo logre. Porque la literatura es un ring donde uno tiene que lidiar con el fracaso y volver a intentarlo.
La poesía es un arma cargada de futuro porque más que escribir uno tiene el deseo de seguir escribiendo. Elegí continuar en este viaje porque ya no hay posibilidad de regreso a ningún lado. Me gusta así: libertad es elegir nuestra forma de jugar con el peligro y arriesgándolo todo.