Elizabeth Diller, pensaban de otra manera. Ella observó que de las grietas de las vías brotaban plantas interesantes. Con los paisajistas innovadores James Corner y Piet Oudolf, se imaginó esta fórmula: vías del ferrocarril + plantas interesantes = nuevo tipo de paseo urbano. Esta propuesta resultó todo un éxito. Hoy, el High Line atrae tanto a numerosos nativos que salen a dar una vuelta como a turistas que sienten curiosidad por la originalidad del lugar