Sería ardua labor recopilar, analizar y contextualizar todas las frases polémicas que ha soltado Isabel Díaz Ayuso desde que llegó a la primera fila política, procedente, por cierto, de una ocupación laboral en redes idéntica a la del calvo de los Bollycaos y para el mismo cliente. En ocasiones, sus exabruptos han parecido solo una forma de obtener espacio mediático, otras una descarada resurrección de debates populistas ultras que creíamos muy superados y, a menudo, simples cortinas de humo para ocultar desastres de gestión, casos de corrupción de su entorno o incluso su responsabilidad directa en la muerte de 7.291 personas mayores. Siempre, en mayor o menor medida, han servido a sus objetivos. Pero, sin embargo, resulta apreciable cierta escalada en el calibre de sus declaraciones. Las simples memeces con trasfondo ideológico poco rotundo —como «Los atascos son una seña de identidad de Madrid», «Por eso se llama COVID-19, porque es “Coronavirus, Diciembre, 19”» o «Madrid es España, Madrid es España dentro de España. ¿Madrid qué es, si no es España?»— han ido reduciéndose en el conjunto de su discurso en favor de la preponderancia de otras afirmaciones, superficialmente igual de chorras, pero en el fondo mucho más elaboradas. «Que el concebido no nacido sea considerado como un miembro más de la familia», «Cuando hablan de empleo basura me parece que es ofensivo para la persona que a lo mejor está buscando un empleo basura», «Un día de estos os vais de vacaciones y cuando volváis, como consideran que la casa está vacía, se la dan a los amigos okupas», o aquella ruindad nauseabunda de llamar «mantenidos subvencionados» a las personas que se vieron obligadas a agolparse en las colas del hambre durante la pandemia, forman parte del tipo de declaraciones que han acabado convirtiéndose en su arsenal malista habitual. Su elaborada mezcla de desinformación, desprecio por los desfavorecidos y provocación al adversario político sintetizada en consignas no es casual. La dosis de barbarie del espectáculo debe ser cada vez mayor para conseguir los mismos resultados ante una audiencia curtida en redes con una dieta rica en despropósitos.