Las voces que hablan en este libro se turnan entre los vivos y los muertos, y configuran una biografía íntima, filial, amorosa, punteada por el dolor y la pérdida; pero también esbozan la biografía pública de un país y los ríos de sangre que lo atraviesan. En un contexto que es siempre fluvial –ríos, mares en movimiento, llanto, cielos líquidos–, historia pública e historia privada coinciden en una persona llamada Raúl Zurita, chileno, que nos trae el pregón de esas aguas que lo han formado.