Germán, un eterno perejil, sale de la cárcel con un encargo: el asalto a un camión blindado. Una sucesión de casualidades le depara la ayuda de Úrsula López, mujer con la que estuvo involucrado en el secuestro que lo llevó a prisión. Pero esta mujer, a la que la muerte y la gula no le son ajenas, antes necesita resolver algunas cosas. Desde un apartamento en la Ciudad Vieja espía a sus vecinos, limpia y contempla las estatuillas japonesas de la vitrina de su salón y trama una venganza. Ah, y Úrsula tiene hambre. Siempre tiene hambre.
Mientras tanto, el abogado Antinucci, Ricardo el Roto y la comisaria Leonilda Lima, cada uno a su manera, se unen a este coro de pecado y de perdón.
Después de Mujer equivocada, y con su ágil prosa habitual tintada de ironía, Mercedes Rosende vuelve a sorprendernos con otra historia de la incomparable Úrsula, sumergiéndonos en su particular universo, delicioso y sórdido a la vez, y cuyas andanzas se han traducido al francés, al alemán, al italiano y al inglés y que, de boca en boca, de mano en mano, reseña a reseña, se está convirtiendo, pese a sus kilos de más, a su eterna insatisfacción y a su humor —tal vez demasiado negro—, en un fenómeno en toda Europa.