Muchos consultan la Biblia, pocos la leen de principio a fin, versículo tras versículo. Según Northrop Frye, la mayoría de los lectores se bloquean a la mitad del Levítico, que es el tercero de los treinta y nueve libros de la Biblia. Solo quien lee la Biblia completa puede poner en la balanza las omisiones con las repeticiones, no menos llamativas. Solo sumando omisiones y repeticiones se puede entender esa forma única y lejana de cualquier otra que es la Biblia.