Jesús quiere que integremos la fe a todos los aspectos de nuestra vida diaria, a los distintos ámbitos en que vivimos y trabajamos. Al fin y a cabo, como observa Ed Silvoso en su penetrante libro Anointedfor Business [Ungido para los negocios], Cristo fue un empresario: él fue un carpintero hasta que comenzó su ministerio cuando tenía treinta años. Sus discípulos también fueron empresarios; entre ellos había pescadores, recaudadores de impuestos, médicos, pastores y granjeros. En suma, todos eran empresarios.