Mas ninguna Utopía es perfecta, y esta presentaba dos defectos. El primero era el leopardo merodeador, cuya pasión por los mono-humanoide parecía haber aumentado mucho, al estar estos mejor alimentados. El segundo consistía en la tribu al otro lado del río; pues, como fuese, los Otros habían sobrevivido, negándose tercamente a morir de inanición.