También me pregunto a menudo si otra generación habrá presenciado una revolución tan asombrosa en cuanto a los hechos y valores como la que sufrió la nuestra. Prácticamente, nada de lo que me habían enseñado a creer que era permanente y fundamental ha perdurado. Todo lo que yo creía, o me habían asegurado, que era imposible que ocurriera, ha sucedido