El encarnizado enfrentamiento entre el capitán Ahab y Moby Dick se ha convertido con el paso de los años en un lugar común de la literatura universal. La obra magna de Herman Melville narra el modo en el que una ballena blanca, símbolo de la obsesión autodestructiva, arrastra con hilos invisibles a la tripulación del Pequod hasta enfrentarla cara a cara con su destino. Sin embargo, del mismo modo en el que la inmensidad del océano oculta bajo la superficie todo un mundo submarino, la prosa del autor estadounidense sumerge sus redes en aguas profundas con intención de capturar la compleja esencia del ser humano.
«La ballena blanca me oprime. ¡Me aplasta! ¡Pero es lo que se esconde tras la máscara lo que yo persigo, el ente maligno que ha enterrado al hombre desde el principio de los tiempos!»