Esa otra flor, del otro lado, Cástula, la carnosa que cuelga como una campana: nunca se te ocurra prepararte un té con eso aunque huela rico, y de ese árbol que está en el fondo, bueno, hija, hay que estar listas para todo, si este niño no nace vivo, o se te muere, agarras unos brotes y los metes en su tumba para que así nazca en la vida eterna.