Solo después de la muerte de Borges, su viuda autorizó la reedición de éste, el primer libro en prosa que escribiera el autor, editado por primera vez en 1925, en edición limitada a quinientos ejemplares, y no fue reeditado hasta esta edición. Borges abominaba del mismo y prohibió expresamente su reproducción. Se trata de una colección de ensayos -aún no escribía cuentos- juveniles, básicamente sobre literatura y literatos. En Inquisiciones aparece el Borges entroncado con la tradición hispánica, tanto clásica como contemporánea (desde Quevedo y Diego de Torres Villarroel hasta Unamuno, Julio Herrera y Reissig, Ramón Gómez de la Serna y Rafael Cansinos Assens) no menos que el Borges vinculado al legado cultural anglosajón (desde Sir Thomas Browne hasta Joyce, sin omitir la filosofía idealista de Berkeley) y el Borges que dialoga con el mundo germánico (traductor, aquí, de tres poetas expresionistas.