A Mitch Tenney le precedía su reputación. Según se decía, el guapo doctor de increíbles ojos azules hacía verdaderos milagros en el quirófano. Pero debido a sus rudos modales, Mitch estaba a punto de ser despedido, a no ser que Samantha Ryan pudiera ayudarlo.
Con su buena disposición y sus grandes dotes de persuasión, Sam estaba segura de poder devolver al doctor Mitch al buen camino. Lo que no esperaba era que él también tuviera grandes dotes de persuasión… y de seducción.