El 24 de febrero de 2022 las tropas rusas ingresaron en el territorio de Ucrania en una «operación militar especial», lo que desató un conflicto bélico a gran escala que ya ha provocado miles de muertes, el éxodo de millones de civiles y una crisis de refugiados comparable con la de la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo llegamos hasta este punto? ¿Cuál es el origen de esta guerra? ¿Cuáles son los objetivos del invasor? ¿Qué mundo quieren ofrecernos?
Frente a los análisis que se centran en las relaciones internacionales entre Rusia, Ucrania y la Otan como la única forma de comprender esta guerra, Claudio S. Ingerflom sostiene que la clave se encuentra en el carácter inseparable de la política interior y exterior y en la utilización discursiva que realiza Vladímir Putin del pasado imperial. Para demostrarlo, recorre los últimos siglos de la historia del poder político en Rusia y examina las intervenciones públicas recientes de los más altos funcionarios rusos, donde identifica la reivindicación de una continuidad milenaria del Estado (en ruso “gosudarstvo”, literalmente, “dominio del amo”) desde el siglo X hasta nuestros días. De este modo, el recurso a la historia reaparece como una obsesión que busca sustentar actos políticos y militares, a fin de justificar las ambiciones territoriales y el derecho a ejercer una misión universal que Putin y sus dirigentes se autoatribuyen y consideran legítima.
En El dominio del amo, Ingerflom advierte: «No es lo coyuntural lo que hay que tener en cuenta si se quiere entender la decisión de desencadenar la guerra y adónde nos quieren llevar. Ucrania es un daño colateral». Lo que está en juego, en cambio, es la misión del Estado ruso y la puja por el establecimiento de una nueva hegemonía mundial.