Concebida como antesala de Los reinos del ser, sistematización en clave ontológica de su pensamiento, Escepticismo y fe animal posiblemente sea la obra filosófica más lograda de Santayana. La «crítica del conocimiento» —empresa que abarca el arco completo de la filosofía moderna, desde Descartes hasta Kant y Fichte— es sometida aquí a un reexamen radical que removerá sus cimientos y trastocará profundamente sus resultados. Santayana nos embarca en un auténtico viaje al fin de la duda, de ribetes casi suicidas, con el fin de poner a prueba nuestras pretensiones de conocimiento. Nada, ni siquiera el cogito cartesiano, resistirá los embates de este escepticismo implacable. Se trata de un viaje sin retorno: del escepticismo ya nunca se puede volver. Pero —y aquí Santayana inaugura un argumento del que algunos comentaristas han creído ver ecos en autores más recientes— en el escepticismo tampoco es posible instalarse: cumplido su cometido como fase necesaria de la reflexión, percibimos también su falta de consistencia y su insustancialidad última. Recorrido con honradez, el via crucis escéptico es sólo un medio para deshacerse del idealismo epistemológico y abrazar el naturalismo de la “fe animal” como límite infranqueable para toda crítica del conocimiento.