Dígame, ¿quién le ha ayudado a que usted triunfe, a que se realice? Posiblemente me responda que nadie; sin embargo lo más grave, lo auténticamente dramático, lo imperdonable es que... ¡ni usted mismo! De modo que no trate de buscar culpables a su alrededor, el único lo lleva dentro de sí aunque no lo haya sabido ni aún lo sepa.
Usted ha comprado el último disco del ídolo tal o cual, para que dicho cantante se forre; ha visto la última película del famoso o famosa de turno, para lo mismo; ha adquirido el libro tal, también para lo mismo, y así un interminable etcétera. Y todo eso se lo han “vendido” envuelto en el tentador celofán de su “cultura”; de estar al tanto y a la última.