Siempre he tenido la impresión de que los pies son la parte más íntima y personal de nuestro cuerpo: no los genitales ni el corazón, ni siquiera el cerebro, órganos sin mayor importancia de los que se suele tener un alto concepto. Es en los pies donde se esconde todo lo que hay que saber respecto al ser humano, es ahí donde el cuerpo concentra el sentido profundo y dice quiénes somos realmente y cómo nos relacionamos con la tierra. En la manera que tenemos de tocar la tierra, en el punto en que la tierra se une con el cuerpo se encuentra el misterio: nos recuerda que estamos hechos de materia y al mismo tiempo somos ajenos a ella, que estamos separados de ella. Los pies son nuestros instrumentos para hacer contacto.