Lo único que preocupaba a Delia Fitzgerald era que le quedara bien el vestido de novia… hasta que se enteró de que su prometido había recibido un estupendo regalo de Navidad a cambio de casarse con ella. En ese momento decidió marcharse de allí y pronto se encontró pasando la luna de miel ella sola… con Mick MacDougal, el guapísimo conductor de la limusina.