Especial. Es cierto que sólo soy una sirvienta en una mansión de ricos, y que antes de eso vivía en la indigencia y la miseria en las calles de Londres. Pero el verdadero placer no entiende de clases sociales, y mi insaciable apetito sexual me ha permitido vivir las aventuras más excitantes con nobles y distinguidos caballeros de la aristocracia británica. A mis veinte años, no estoy comprometida con ningún hombre, lo que me convierte en una solterona a ojos de la mayoría. Pero si estoy sola es porque quiero, pues gracias a mi sensualidad innata y a todo lo que he aprendido sobre el sexo masculino nunca me faltan pretendientes ni proposiciones al calor de la pasión. No, si permanezco soltera, es porque aún no he encontrado al hombre que desafíe mi corazón además de mi libido y que pueda satisfacerme tanto dentro como fuera de la cama.En este diario narro el apasionante viaje que me convirtió en la mujer que soy, desde mis humildes orígenes hasta la culminación de mis fantasías más eróticas.