virtud. En la actualidad, nos hemos olvidado de esta tendencia e incluso parece que nos da vergüenza pronunciar la palabra virtud, como si virtuoso fuera sinónimo de mojigato, sumiso, pusilánime, santón o timorato. Sin embargo, es justamente lo contrario: la persona virtuosa afronta la vida con grandeza porque esas pequeñas virtudes la curten, la fortalecen, la hacen grande.
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