La respuesta correcta es que para una mosca la vida pasa en slow motion. Si la aguja de nuestro segundero tarda determinada cantidad de tiempo en cambiar de posición, para una mosca tarda cuatro veces más. Ella tiene más posibilidades que nosotras para evaluar cualquier movimiento de alguien que aceche. Eso le da margen de volar, huir a otra parte, buscar refugio, mientras la mano que va tras ella avanza hacia la nada. Más tiempo para pensar, para reaccionar, para esconderse, para responder, para no responder, para evitar una agresión, para actuar, para no equivocarse. Cuatro veces más, un escándalo.