sus apreciaciones uno o dos siglos después, y desde su punto de vista Cleopatra debe de haber parecido una intrusa que azuzó la escena política romana. Aun así, el historiador romano Plutarco habla del placer de conversar con ella y de su suave voz. Su apariencia, sin embargo, no determinaba su carisma, y según muchas traducciones, Cleopatra no sólo no era bella sino muy fea. El colega de Plutarco, Dión Casio, por su parte, se refiere claramente a su apariencia y la elogia como la más hermosa de todas las mujeres, pero menciona también su voz seductora y su gran carisma. En general, las muchas versiones sobre la personalidad de Cleopatra son tan contradictorias y tendenciosas, que los historiadores tienen dificultades para escribir su biografía.