Lady Elizabeth Keswick hace años que está prometida con el joven marqués de Glenmore, un hombre al que jamás ha visto y con el que no piensa casarse a pesar de la presión de su padre. Cuando el marqués regresa, convertido en un héroe de guerra, Elizabeth se promete hacer lo imposible para que él la rechace y rompa su compromiso. Aunque desde el primer momento se siente irremediablemente atraída por él, no está dispuesta a casarse con un hombre de quien pueda enamorarse.
Cuando Alexander, el marqués de Glenmore, regresa a Inglaterra, nada sabe del compromiso que ha orquestado su padre. No obstante, el destino hace que sienta una profunda fascinación por Elizabeth. Él puede ver que, bajo la hermosa frialdad que ella finge, se encuentra una mujer intrépida y apasionada. Lo que no comprende es por qué se resiste tanto cuando ve claramente que el sentimiento es recíproco.