Divide. Escoge una tarea y divídela en pequeños segmentos. Luego, en fragmentos todavía más pequeños. No confundas tareas pendientes con objetivos o proyectos. Una tarea pendiente es una acción única y específica que hará que un proyecto avance hasta que esté terminado, no es sólo un paso en el camino. Por ejemplo, «planificar la comida con el comité» es un proyecto, mientras que «llamar a Karen para obtener contacto para el catering» es una tarea.
Dividir tu tarea en acciones lo más pequeñas posibles te obliga a pensar en cada paso que tienes por delante. Al reflexionar sobre el método es más fácil escribir rápidamente ese mensaje que tienes pendiente, hacer esa llamada o archivar aquel otro informe, y ponerte a trabajar con menos asuntos que te distraigan.