Desde las profundidades de una poesía coloquial Armando Alanís Pulido nos entrega un mapa profundo de lo que es México en la actualidad personificado a través del maíz. De acuerdo al mito, la mujer y el hombre nacen del maíz. El dios creador Quetzalcóatl no sólo les crea sino también les muestra cuál es el alimento espiritual. El poeta indaga en mitos, ritos, identidades y rinde homenaje a Juan Rulfo y su Pedro Páramo, a su forma de permitir reconocernos en el habla del indígena, en su amor por la tierra, por la naturaleza, por los ancianos, de donde emana su espiritualidad.
Este poemario se percibe como homenaje a nuestro país, a la planta que nos alimenta, la que abre y prepara el camino. Sin embargo, como toda poesía, también nos muestra su universalidad: los mitos de la creación enseñan algo que es de todos y para todos pues poseen la facultad de mostrar que estamos en este mundo para humanizar nuestro saber, para oírnos los unos a los otros sin importar género, color (el maíz es amarillo, rojo, azul, verde), geografía, abriéndonos las puertas a la diversidad.