Este volumen recoge cuatro cuentos de Eduardo Antonio Parra que son ya clásicos de la literatura mexicana. Representan una selección de lo que Parra hace incomparablemente: narrar sin concesiones, sin atajos; aquí está su don, su toque de gracia, pero también el arduo trabajo de su arte. El premio es la intensidad de las verdaderas metamorfosis, las interiores. A través de unos pocos personajes, están aquí pueblos y ciudades pequeñas y grandes. No son paisajes, como en el costumbrismo y la crónica, son mundos. San Buenaventura, Hualahuises, Ciudad Juárez cobran la consistencia de todos nuestros pueblos y nuestras ciudades. Porque en estos relatos hay putas y ángeles, matones y mártires, pero sobre todo está el momento de su transformación: cuando un personaje se revela tan completo que desde su abismo se nos convierte no sólo en persona, sino en nuestro; la diferencia es la misma que distingue las palabras “recordable” y “memorable”. Su presente es tan intenso que acarrea un pasado amplio, pero aquí las costumbres, los usos, las rutas aceptadas vuelven desde el punto en que la violencia las corta; sin perder un instante su poder de fascinación, narran un momento extraordinario y lo crean.