Su vocecita pituda nunca tronó en forma más contundente, nunca en un Día del Médico se habían dicho verdades tan claras, tan ausentes de demagogia, tan dolorosas. Y creo que nunca se volverán a decir, porque desde entonces ya no se invita a un médico en ejercicio de su profesión para que haga el discurso en nuestro día; casi siempre son funcionarios, a veces hasta licenciados.