¿Puede aguantar un hombre vivir 30 años cambiando continuamente de identidad? ¿Hay alguien capaz de soportar la tensión y el miedo de infiltrarse una y otra vez en grupos terroristas y mafiosos sin perder la seguridad en sí mismo y la de los que le rodean?
Mikel Lejarza, alias “Lobo”, era un joven barbilampiño cuando fue captado por el servicio secreto para infiltrarse en la banda terrorista ETA. El resultado fue espectacular: más de 200 terroristas fueron detenidos y su infraestructura por toda España desactivada. Operado de cirugía estética para que nunca más nadie le identificara, se infiltró en grupos mafiosos y económicos, sin dejar hasta hoy de luchar contra el terrorismo etarra e internacional.
Tras infiltrarse en Cataluña en una red de espionaje empresarial de alto nivel, es detenido sin que el servicio secreto salga a la palestra a defender que estaba trabajando para ellos. “Lobo” está cansado de vivir en la clandestinidad, su estómago sufre las consecuencias de tanta tensión, se cuestiona la soledad en que vive y medita abandonar el espionaje.
Tiempo después desaparece llevándose en el hatillo muchos secretos de su vida pasada. Nadie sabe nada de él hasta poco tiempo después de los ataques del 11-S contra Estados Unidos. La CIA descubre en una operación anti terrorista contra Al Qaeda en Dubai que uno de los árabes implicados es Mikel Lejarza. Si no trabaja para ningún servicio de inteligencia: ¿qué hace en la banda más peligrosa del mundo?
El mundo del espionaje, que tan bien conoce Fernando Rueda, el máximo especialista español en la materia, es el protagonista de esta novela. Pero también lo es el amor, el desánimo, el sufrimiento, las consecuencias traumáticas de la doble personalidad, los valores, los sueños y la decepción.