Derceto es la primera deidad femenina con cola de pez; era una potencia-sirena de la luna, en la más remota fe de Siria. Sin embargo, la referencia más antigua a las sirenas, dentro de la obra literaria, la encontramos en los cantos de Homero. Y, con una referencia a la Odisea inician, justamente, los “sirenismos”; término que define los aforismos sobre las sirenas que aparecen en el bello libro, creado por una escritora y por una artista visual.
El Sirenario de Yolanda Zamora define su vocación lúdica desde el título mismo; libro hecho para jugar con los nombres, para conjugar el ser de las sirenas en diferentes lenguas. Tendríamos que decir, al leer el segundo brevísimo texto del conjunto, que nos muestra progresivamente, como en los antiguos bestiarios medievales, el origen de las sirenas, su historia, pero entendida tal y como se entendía en el medioevo, en el que hacer la historia de un ser era señalar sus características, las semejanzas que se le podía encontrar con otros seres, las virtudes que poseía, las leyendas y relatos en los que había estado mezclado, los alimentos que comía o que proporcionaba, lo que los antiguos decían de él. La historia mágica que antes se confundía con la ciencia, confusión que a partir de la institución de la Historia Natural moderna se perdió, dejando a numerosos seres fantásticos sin historia; mas Yolanda Zamora recupera esa antigua tradición y nos refiere en su Sirenario los hábitos cotidianos, los rasgos, atributos, preferencias y otros secretos de las sirenas, en este bestiario altamente especializado.