Salomé y Judith

SALOMÉ
Quiero el amor y su aniquilamiento.

¿Por qué no huiste?

MADRE
¿A dónde? Mis hermanas
tienen su propio infierno.
Y fui educada para obedecer
y sufrir en silencio.
Mi madre en vez de leche
me dio el sometimiento.

Me traicionó con todas las mujeres,
con el hastío y el poder y el juego.
Vi entrar por esa puerta la embriaguez,
el grosero deseo
y la brutalidad del amo ante la sierva
y el desprecio.

Desde hace años
entre él y yo no hay vínculo
de palabra, de mesa, ni de lecho.
Peor que una soltera o que una viuda
mi castidad sin mérito
se alza junto al esposo que detesto

Me las enseñarás. Una por una
caerán dentro de mí, como semillas.

Lentamente me irás poblando de árboles
de extasiado ramaje.

Por eso es necesario que vigiles
esas palabras nuevas que te endulzan la boca.
Cuida de darme sólo las hermosas,
las de ancha sombra y tallo vigoroso,
tallo en el que se graban iniciales eternas.

Y apiádate de mí que no sé detenerte.

Yo he rescatado vuestra esclavitud
al precio de mis lágrimas.

Yo he restaurado hoy el equilibrio
de la balanza.

Yo me reconocí, más allá de mi dicha,
heredera de la mitad oscura
del mundo, confinada
en la mitad sombría de la casa.

Cuando yo alcé mi mano para el castigo, alcé
todas las manos vuestras.

Y al libertar mi grito libertaba

el grito sofocado en mártires gargantas.

Vosotras, lavadoras del pañal,
sumisas en el lecho,
víctimas inmoladas en un ara nefanda,
sabedlo:

Madre, mujeres todas que antes de mí y conmigo
soportasteis un yugo de humillación, bebisteis
un vaso inicuo, ¡estáis en mí vengadas!

en medio gratitud porque te tuve
como Agar a Ismael en el desierto:

mi puñado de mirra, mi manantial secreto.

Yo me alzaré ante el mundo para que no te hiera,
yo me adelantaré a recoger los cardos
y apartaré las piedras.

MADRE

¿A dónde? Mis hermanas
tienen su propio infierno.

Y fui educada para obedecer
y sufrir en silencio.

Mi madre en vez de leche
me dio el sometimiento.

Hasta que un día, todos,
desemboquemos en el mar inmenso.
Se alzará la ciudad otra vez. Y otra vez
la rodearán sus muros.